GESTIÓN DE RIESGO.
El riesgo se define como la posibilidad de incurrir en resultados adversos y pérdida. La gestión de riesgos es un enfoque proactivo frente a esta situación, y su objetivo es evitar o minimizar los daños. Este proceso identifica posibles problemas y evalúa su potencial de causar daños. A partir de esa información, planifica acciones para reducir la probabilidad de ocurrencia de problemas o limitar el daño, si llegaran a producirse dificultades. El proceso de gestión de riesgos puede dividirse en cuatro etapas clave:
1. Identificación del Riesgo.
El proceso de gestión de riesgos comienza con la identificación de riesgos, lo que involucra:
• Identificar las actividades y tareas que ponen la protección en riesgo.
• Identificar los agentes involucrados en el riesgo.
• Identificar los medios utilizados para generar el riesgo.
• Identificar los agentes involucrados en el riesgo.
• Identificar los medios utilizados para generar el riesgo.
El objetivo es identificar los problemas y/o prácticas comunes que generan impacto sobre la protección, o problemas menos frecuentes que pueden causar impacto en la protección.. Una vez identificado el problema, es esencial obtener evidencia mediante una investigación, lo que normalmente requiere del conocimiento de expertos y puede involucrar procedimientos de observación.
2. Análisis del Riesgo.
Una vez que el riesgo ha sido identificado, es preciso estimar las consecuencias probables para la protección. Esto puede lograrse mediante el análisis de cuatro preguntas clave:
• ¿Cuales son los motivos?
• ¿Con qué frecuencia y como podría actuar la amenaza ?
• ¿Cuáles son las consecuencias probables si no se toman las acciones apropiadas?
• ¿Cuánto costará y con que contara el proceso de prevención?
• ¿Con qué frecuencia y como podría actuar la amenaza ?
• ¿Cuáles son las consecuencias probables si no se toman las acciones apropiadas?
• ¿Cuánto costará y con que contara el proceso de prevención?
3. Control del Riesgo.
Una vez realizado el análisis de riesgos, es necesario evaluar las posibles soluciones. Idealmente, el riesgo debe ser eliminado por completo; si esto resulta imposible, entonces se debe reducir a su mínima expresión o a un nivel aceptable. En algunas situaciones, desde el punto de vista económico, puede resultar más eficiente transferir el riesgo a un tercero, como sería el caso de una empresa contratista.
Si los recursos son extremadamente escasos, quizás un escenario sea aceptar el riesgo posiblemente en el largo plazo. La disposición a aceptar riesgos en una protección de una personalidad varía según el lugar del mundo y se basa principalmente en la disponibilidad de recursos y el temor al asesinato.
4. Monitoreo del Riesgo.
Con las medidas adecuadas para reducir el riesgo ya en proceso de implementación, resulta esencial monitorear su efectividad. Dependiendo de los recursos disponibles, esto puede lograrse mediante una auditoría regular, monitoreo de procesos y/o vigilancia de resultados en términos de seguridad. Es necesario proveer retroalimentación oportuna a los integrantes de protección de primera línea, así como a la gerencia del Departamento de Seguridad.
PRIORIDADES.
Una vez que cuente con toda la información acerca de la severidad, frecuencia y costo de la prevención, puede priorizar las acciones a emprender.
Para hacerlo, es necesario calcular el índice de riesgo, según la siguiente fórmula:
INDICE RIESGO = Severidad x Frecuencia (probabilidad) x Costo de Prevención.
Un índice de riesgo con la puntuación más alta ameritaría acciones inmediatas.
El cálculo del índice de riesgo ayuda a comprender las verdaderas consecuencias de los eventos adversos y permite al equipo de seguridad establecer sus prioridades de la manera más eficiente.
El cálculo del índice de riesgo ayuda a comprender las verdaderas consecuencias de los eventos adversos y permite al equipo de seguridad establecer sus prioridades de la manera más eficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario