ECONOMÍA
Declaran dos directivos de Cabo de Cruz acusados de explotar a los vigilantes
La presidenta de las mariscadoras aseguró en el juzgado que dos guardas de la cofradía boirense están compinchados con los furtivos
Carmelo Vidal y Ermitas Pérez son mucho más que el patrón mayor y la presidenta de las mariscadoras de la Cofradía de Cabo de Cruz (Boiro). Ambos llevan la voz cantante en la entidad, formando un equipo inseparable durante los últimos años. Quizás por eso, y aunque el gobierno del pósito lo componen más personas, son los únicos imputados en las dos denuncias puestas en su día por el Ministerio Fiscal acerca de la gestión de la organización marinera. En una se les acusa a ambos de posibles delitos de apropiación, falsedad y malversación de caudales públicos. Y en la otra, de explotar a los vigilantes -la titular del juzgado que instruye el caso lo definió técnicamente como «posible existencia de delito de imposición ilegal de trabajo»-. Esta última causa, la de los trabajadores, llevó ayer a ambos ante la titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Ribeira, que les tomó declaración como imputados.
Para que Carmelo Vidal y Ermitas Pérez acabasen ante la magistrada tuvieron que darse bastantes pasos antes. El primero, que los vigilantes ofreciesen su testimonio a la Inspección de Trabajo -hay un correo durísimo enviado por una extrabajadora, que dice que un día les anunciaron que hasta que aumentasen los ingresos no iban a cobrar-. Luego, que este departamento abriese un expediente en el que, entre otras cosas, se indica que los guardas trabajaban más horas de las que les correspondían, entre 6 y 9,5 diarias, los siete días de la semana, sin ninguna jornada de libranza y tanto de día como de noche.
A raíz de este expediente, el Ministerio Fiscal tomó cartas en el asunto. Denunció a ambos dirigentes en el juzgado por la posible comisión de delitos de falsedad, coacciones y contra el derecho de los trabajadores.
Ayer les tocó declarar. Sus manifestaciones les retrataron. Carmelo Vidal, tal y como suele ser, se mostró comedido y, en un papel similar al de la infanta en su paso por el juzgado, aludió varias veces a que no sabía por qué la Inspección de Trabajo había abierto un expediente o que desconocía si los vigilantes trabajaban o no los fines de semana. Tampoco recordaba muchas cosas. En cambio, Ermitas Vidal, cuyo carácter endiabla al sector crítico, se defendió atacando. Llegó a decir en sede judicial que dos de los vigilantes de la cofradía están compinchados con furtivos y que permiten trabajar a los ilegales a cambio de dinero. Incluso señaló que uno de ellos llegó a cobrar cien euros por permitir extraer marisco a seis furtivos. Los vigilantes están todos de baja médica menos uno, que se da la circunstancia de que es yerno de Ermitas Pérez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario