martes, 21 de enero de 2014

FANTASMAS EN LA SOMBRA. El escolta (agente de protección, guardaespaldas, etc.) se caracteriza principalmente por dos cosas: su compromiso con la defensa de su cliente, y la alta especialización que requiere su cometido. Por ello es recomendable destacar la cada vez mayor importancia que cobran este tipo de especialistas, auténticos “fantasmas en la sombra” que vigilan y salvaguardan los movimientos de sus protegidos en un mundo cada vez más inseguro y con enemigos, también, cada vez más peligrosos y variados. La protección personal y la escolta ha ido variando a lo largo del tiempo, en la actualidad, debido a la falta de personal específicamente formado y a la creciente necesidad de determinadas personalidades, es llamativo ver a personal de seguridad privada o policía municipal, sin la suficiente preparación, ejerciendo labores de escolta de alto nivel. Esto trae consigo no ya el lógico peligro para la propia persona a la que se quiere proteger, sino actuaciones, en muchos casos, desproporcionadas o intervenciones ineficientes en las que, sólo por fortuna, no ocurren mayores desgracias. La formación como escolta ha estado íntimamente ligada a las policías de los gobiernos, así como a sus servicios secretos. La labor de un policía, unido a su deber de sacrificio, es uno de los puntales sobre los que, cada vez más, se asienta esta tarea, sin embargo no debemos olvidar la labor de las agencias secretas y de espionaje, que, debido principalmente a su especializada formación, han ejercido -y ejercen- un papel primordial en la salvaguarda de las personas.

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