LA INTELIGENCIA CRIMINAL.
La labor de inteligencia criminal se refiere específicamente al análisis de la información que se obtiene por un homicidio, un fraude, un asalto, movimientos sospechosos que alteren la seguridad pública, etc.
Se diferencia de la inteligencia militar por su ámbito de acción. Por lo regular es elaborada por entes civiles (policías o dependencias estatales), que coordinan la labor de inteligencia para hacerla fluir a las fuerzas encargadas del orden público, específicamente lo que tiene que ver con seguridad pública.
La inteligencia criminal como tal permite generar una serie de conocimientos adicionales a quienes hacen las investigaciones respectivas para determinar las actividades criminales de los delincuentes. Puede servir en dos vías, una como información que nutra a la labor policíaca encargada del orden público, y por otro lado, siempre que sea posible, puede apoyar la labor de los entes encargados de impartir justicia para resolver penas y castigos contra los que delinquen.
Para que la inteligencia criminal se desarrolle es necesario que las instituciones encargadas de realizar inteligencia (entiéndase incluso la inteligencia estratégica y la inteligencia militar y contrainteligencia), respeten sus ámbitos de acción pero a su vez que trabajen de forma coordinada. Esto significa que mucha información relevante puede ser hallada en un ámbito que no sea necesariamente el encargado de transformarla en inteligencia, pero que si puede ser traslada al ente que le compete su análisis, lo que no viola en ningún sentido la labor de competencias.
Se puede ejemplificar lo anterior al momento que una institución encargada de salvaguardar las fronteras, como lo puede ser un Ejército nacional, encuentre información sobre actividad de una banda de secuestradores que traslade fuera de los puntos ciegos de una frontera entre Estados a una víctima, por lo que la información debe de referirse inmediatamente a la institución correspondiente para la ubicación y captura de los delincuentes.
La inteligencia criminal complementa la labor de investigación criminal encubierta que se ejecuta para combatir al crimen organizado. Hay un ciclo de investigación que se basa una planificación de la inteligencia, la búsqueda propiamente de la información, el análisis (trámite), y una diseminación y uso específico en pro de un objetivo previamente delimitado. Cabe resaltar que es importante, al igual que en otros tipos de inteligencia, contrastar la información obtenida con otras instituciones encargadas de realizar dicha labor. Además, la inteligencia criminal debe trabajar con el apoyo necesario de las autoridades para garantizar la seguridad de sus fuentes o informantes debido al riesgo que estos corren al brindar información para perseguir el hecho criminal.
La inteligencia criminal por lo tanto está encaminada a desarrollar una serie de técnicas y procedimientos para analizar en detalle las actividades delincuenciales, partiendo de que es muy difícil desarticular las bandas criminales ya que las mismas suelen mutar a través de ciertos miembros que ya sea desde la calle o incluso desde las mismas prisiones continúan con su accionar delincuencial; sin embargo, muchos de los patrones de actuación en una determinada banda suelen ser recurrentes, lo que puede permitir a través de la sistematización de la inteligencia una pronta ubicación de los responsables de hechos criminales.
Es así como la inteligencia criminal combina el análisis operativo con el análisis estratégico. Esto hace que la misma supere por mucho la simple investigación criminal, pues busca causas, no solo efectos, genera nuevos hallazgos complementarios, precisa la capacidad de búsqueda de información y permite la construcción de escenarios previsibles para anticiparse a hechos delictivos, más que solo encontrar responsables por hechos pasados. La inteligencia criminal es por lo tanto información analizada para la decisión y la acción.
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