martes, 21 de enero de 2014

COMPORTAMIENTO DEL ESCOLTA EN LA CALLE. Habitualmente los escoltas protegen a su defendido poniéndose detrás de él, caminando a una distancia prudencial (más lejos cuando hay más espacio, menos cuando la situación es más abierta o hay más gente) del mismo. Si van por parejas uno se colocará a su parte izquierda, y el otro se colocará a su derecha. Si nos situásemos hacia la derecha, en la zona donde están los edificios y comercios, fácilmente podríamos quedar sin salida, acortando no sólo nuestras opciones y vías de escape, sino nuestra movilidad. Algunos profesionales estiman que la mejor forma de proteger en uno de los puntos más sensibles a un individuo, como es la salida a la calle (en un auto, o en un local, tenemos más flexibilidad y podremos controlar más puntos y zonas), sin llamar en exceso la atención, es con cuatro escoltas. Dos se situarían por delante, y otros dos por detrás, todos ellos en los flancos. Los de delante “limpiarán” el camino y preservarán de los peligros, mientras que los detrás actuarán de apoyo y evitarán acercamientos por sorpresa. Así es como salen a la calle alguna que otra estrella del pop y del cine. Sin embargo incluso así es bastante “fácil” actuar contra el protegido, o, incluso, capturarlo. En una ocasión un tipo esperaba en un portal, mientras que, en frente, y con la puerta corrediza de una furgoneta abierta, su cómplice esperaba mirando por el espejo retrovisor. A una señal, el sujeto del portal avanzó como un vendaval “cogiendo” brutalmente a su paso al protegido, y arrojándose luego ambos, tirándose, sobre la furgoneta abierta. Otra variante es cuando va uno, o un par, de escoltas “limpiando” la zona: contenedores, papeleras… incluso cloacas y bocas de riego y eléctricas. Esto se suele hacer ante el paso de comitivas muy importantes, tras lo cual se quedan soldadas para que no vuelvan a abrirse. El efectuar esta tarea se mostró una práctica muy eficiente cuando podemos contar con importantes recursos y una cantidad considerable de policías expertos, así como agentes de todo tipo. Sin embargo, es totalmente inservible cuando se realiza a la par que aparece el sujeto, poniendo a uno o dos guardaespaldas a “mirar cosas”: extrañamente puedan tener el tiempo suficiente para considerar que cualquier bolsa es un artefacto explosivo y, en caso de serlo, el terrorista, hábilmente apostado a prudente distancia, podría hacerla explotar consiguiendo, muy probablemente, herir a nuestro protegido. Por ello, lo mejor para estos casos es modificar rutas (¡incluso sobre la marcha!), por muy preferida que sea determinado trazado para nuestro protegido, o mucho cariño o preferencia que tenga por determinada calle.

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