Los sindicatos y la quiebra de las cajas
LD Emilio J. González
¿Cómo pueden pedir los sindicatos a nadie cuentas por la crisis de las cajas de ahorros cuando ellos han participado y participan en sus órganos de gestión y control? Por tanto también son responsables y no pueden alegar que desconocían lo que sucedía.
Comisiones Obreras de Andalucía ha pedido la detención del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al que imputa la responsabilidad de la crisis de las cajas de ahorros. Hasta ahí vamos bien, pero ni MAFO es el único responsable, ni su conducta se explica sobre la base de justificar los recortes sociales de que habla CCOO.
En todo lo que está ocurriendo con las cajas de ahorros el Banco de España tiene una responsabilidad clara. Desde que MAFO llegó al puesto de gobernador, el banco dejó de emitir circulares para reducir el crédito inmobiliario y los préstamos hipotecarios. Con Jaime Caruana al frente, el banco siguió esa política para frenar la burbuja inmobiliaria, deshincharla de forma progresiva y no traumática y evitar que los riesgos relacionados con los préstamos hipotecarios y a promotores acabaran con las cajas si subían los tipos de interés. Pero aparecer MAFO en el supervisor bancario y acabarse esta estrategia fue todo uno. El resultado es de sobra conocido: la burbuja siguió inflándose y en cuanto el BCE subió los tipos de interés, ésta estalló con las consecuencias nefastas en forma de crisis económica, aumento del paro, embargos de pisos y promociones y dificultades del sector financiero que todos conocemos bien.
Ahora bien, cuando se trata de imputar responsabilidades conviene tener presente dos cuestiones. En primer lugar, el Banco de España está sometido a las directrices del Gobierno en materia de supervisión financiera, a través del Ministerio de Economía. La cuestión por tanto es si el Departamento de Elena Salgado [y antes de Solbes] sabía lo que pasaba y lo consentía o si, directamente, había dado instrucciones al gobernador para que el crédito siguiera fluyendo hacia el sector del ladrillo, auténtico motor del crecimiento económico y del empleo en los años que precedieron a la crisis. Sea como fuere, el Gobierno también tiene su cuota de responsabilidad en todo ello. Los sindicatos, sin embargo, callan al respecto cuando deberían pedir al Ejecutivo cuentas de sus actuaciones en este sentido.
Claro que, en el fondo, ¿cómo pueden pedir los sindicatos a nadie cuentas por la crisis de las cajas de ahorros cuando ellos han participado y participan en sus órganos de gestión y control? Ellos, por tanto, también son responsables de todo cuanto está sucediendo y no pueden alegar que desconocían lo que sucedía en tal o cual entidad porque su obligación, como miembros de los órganos rectores de las cajas, era saberlo y denunciartodo lo que hubiera que denunciar. Por ello, culpar sólo a MAFO, que indudablemente es responsable, porque se atrevió a hablar de reforma laboral no es de recibo cuando los representantes sindicales en los consejos de las cajas se las comieron una detrás de otra.
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