miércoles, 6 de mayo de 2015

comunicacion no verbal

Comunicación no verbal para profesionales de la Seguridad Privada II
Entendemos que la comunicación no verbal y su conocimiento pueden suponer una herramienta de evaluación primordial para un buen profesional de la seguridad. Ya en otro artículo hablamos de la importancia de los ojos para la detección de actitudes sospechosas o inusuales. Ahora os hacemos un breve resumen de los gestos más comunes de la mentira, o de situaciones relacionadas con estados de ansiedad del individuo. Útiles tanto para situaciones operativas como para entrevistas de cualquier tipo. El siguiente resumen está extraído casi en su totalidad del libro “El lenguaje del cuerpo: cómo interpretar a los demás a través de sus gestos” de Allan y Barbara Pease y que Vigilantes de Seguridad y Escoltas Privados, por ejemplo, pueden tener en cuenta a la hora de realizar un servicio eficaz.
Todas las acciones que pasan a describirse deben leerse siempre dentro de un conjunto de gestos y en un contexto. Son gestos genéricos que cobran sentido dentro de una situación.
1 Taparse la boca
La mano tapa la boca de manera subconsciente ya que el cerebro le ordena que intente eliminar las palabras de engaño que la persona dice. El gesto puede variar desde un par de dedos frente a la boca, hasta un puño cerrado. El significado es el mismo. Cuando la persona que habla utiliza este gesto podría estar mintiendo o escondiendo alguna cosa.
2 Tocarse la nariz
Un estudio de una fundación radicada en Chicago reveló que cuando las personas mienten se liberan unas sustancias químicas denominadas catecolaminas que provocan la inflamación del tejido interno de la nariz. Descubrieron que la mentira intencionada provoca un aumento de la presión arterial y esto aumenta el volumen de sangre en la nariz cuando se miente. Esto produce un hormigueo que puede producir la necesidad de frotarse la nariz
3 Frotarse el ojo
Cuando un niño no quiere ver alguna cosa se tapa los ojos con una o ambas manos. Cuando un adulto no quiere ver algo desagradable es posible que se frote un ojo. Es un intento del cerebro de bloquear la visión del engaño, de evitar tener que mirar a la cara de la persona. Si la mentira es realmente grande se apartará la vista. Las mujeres suavizan este gesto con caricias leves debajo del ojo. Puede que por un condicionamiento en su infancia intentando evitar gestos más fuertes o por no tocar el maquillaje en una reunión importante por ejemplo. En caso de mentiras auto-interpretadas como grandes también apartan la vista de su interlocutor.
4 Tocarse la oreja
Se trata de un gesto simbólico por parte de la persona que escucha de no oír lo malo. De intentar bloquear las palabras que está escuchando. Puede interpretarse también como un gesto que indica que la persona ya ha escuchado demasiado o le apetece hablar. Es un gesto asociado a la experimentación por parte de la persona de algún grado de ansiedad.
5 Rascarse el cuello
El dedo índice, habitualmente de la mano que se utiliza para escribir, rasca el cuello suavemente debajo del lóbulo de la oreja. Rara vez el gesto queda durante la conversación por debajo de las cinco repeticiones. Este gesto puede señalar dudas o incertidumbre queriendo decir una especie de “No estoy seguro de si estoy de acuerdo con..”
6 Tirar del cuello de la camisa
Muchos estudios han revelado que las mentiras causan una sensación de hormigueo o picor en los delicados tejidos de la cara o el cuello. Estos gestos invitan a rascarse. Esto también puede servir como explicación de la causa por la que hay personas que recurren a tirar del cuello de la camisa cuando mienten o sospechan que se les ha pillado en una mentira. El aumento de la presión sanguínea que hemos descrito antes hace que el cuello sude. También puede ocurrir que durante la conversación la persona se sienta frustrada y necesite alejar el cuello de la camisa para que circule aire fresco.
7 Los dedos en la boca
Se trata de un intento inconsciente de volver a la seguridad del niño. Se produce cuando una persona está bajo una fuerte presión. El niño sustituye cuando es pequeño el pecho de su madre por el pulgar o una manta, el adulto se lleva los dedos a la boca o chupa cigarrillos, bolígrafos, gafas, etc. Este gesto indica una necesidad interna de confianza.

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